lunes, 18 de febrero de 2013

Televisión: ¿Entretenimiento o cultura?


Como había mencionado en el post anterior, la televisión en España merece mención aparte, y por qué no una nueva entrada. Como podréis ver por el título, en esta entrada el tema a plantear es fácil: la televisión, además de cumplir su función de medio de comunicación masivo, como que más puede considerarse, como una fuente de cultura o como una fuente de entretenimiento.
 
La televisión como invento surgió en 1925, cuando John Logie Baird efectuó la primera experiencia real utilizando dos discos, uno en el emisor y otro en el receptor, que estaban unidos al mismo eje para que su giro fuera síncrono y separados por 2 mm. Las primeras emisiones reguladas se hicieron esperar hasta 1927 cuando la BBC (cadena pionera que sigue existiendo en la actualidad) decidió comenzar a emitir en Inglaterra para el público en general. La televisión es un sistema para la transmisión y recepción de imágenes en movimiento y sonido a distancia que emplea un mecanismo de difusión. La transmisión puede ser efectuada mediante ondas de radio, por redes de televisión por cable, televisión por satélite o IPTV. El receptor de las señales es el televisor. La palabra «televisión» es un híbrido de la voz griega τῆλε (tēle, «lejos») y la latina visiōnem (acusativo de visiō «visión»). El término televisión se refiere a todos los aspectos de transmisión y programación de televisión. A veces se abrevia como TV. Este término fue utilizado por primera vez en 1900 por Constantin Perski en el Congreso Internacional de la Electricidad de París (CIEP).
La televisión es el medio de comunicación de masas por excelencia llegando incluso a tener un día propio: El Día Mundial de la Televisión. Se celebra el 21 de noviembre en conmemoración de la fecha en que se celebró en 1996 el primer Foro Mundial de Televisión en las Naciones Unidas. Este es uno de los detalles que nos hace apreciar la repercusión que la televisión tiene no solo a nivel individual, en cada uno de nosotros, sino a nivel colectivo permitiendo que formatos adaptados de programas de televisión viajen de una punta a otra del mundo incorporándose en la parrilla televisiva de diferentes países y que a diferencia de otros medios de comunicación como los periódicos o la radio nos permite visualizar las noticias, asociando el contenido con la imagen, el momento y el contexto. Por este motivo ha sido siempre una de los medios favoritos de los políticos que así no solo tienen que llegar a convencer a los espectadores con su discurso sino que su forma de gesticular, de vestir o de actuar penetra en los telespectadores disminuyendo su atención del contenido oral.  De modo que si la televisión es capaz de anular las opiniones de la gente e influir en ellos se deberían controlar sus contenidos haciendo que llegasen al espectador con la mejor y mayor calidad posible.
¿CALIDAD O AUDIENCIA?
La actual parrilla televisiva española deja mucho que desear en todos los niveles. A lo largo de los años la televisión española ha ido degenerando tanto en calidad como en variedad de contenidos, de forma que cada cadena lleva asociada a sí misma una ideología y una parrilla televisiva que solo se modifica en verano (época de reposiciones de series y películas) y al inicio de cada temporada en la que las cadenas nos prometen emocionantes y novedosos formatos que en realidad no son más que antiguos formatos reciclados y poco renovados en los que se intenta cazar algún talento y provocar algún que otro escándalo que dé lugar a la creación de un nuevo espacio que sirva de debate de todo lo acontecido. Ahora bien centrándonos en la pregunta a resolver, todos sabemos que los que controlamos los contenidos que se vierten en las televisiones públicas somos nosotros pues en función de los contenidos que optamos ver las cadenas emiten o dejan de emitir ciertas series, películas, espacios de variedades o programas de forma que en realidad la televisión que vemos es la que hemos elegido. Por tanto, la respuesta a esta pregunta no es muy difícil porque tras años y años de emisión, realities de una calidad más que dudosa –como Gran Hermano, que acaba de estrenar su temporada 14-  siguen atrayendo a grandes cantidades de personas, que curiosas por el que pasará, las discusiones absurdas y los problemas de convivencia que surgen en ese tipo de programas optan por seguir enganchados a estos formatos haciendo que estos nunca dejen de emitirse y aumenten tanto en número de ediciones como en veces que son puesto en la parrilla al año. Mientras, otros formatos no llegan a adaptarse a la televisión y tras una temporada y con una más que acelerada emisión terminan por quedar en el olvido –como olvidar  90,60,90 que Antena Tres anuncio como un gran éxito y paso de emitir en prime time a condenar a la madrugada para tras un final forzoso cancelarla. Y así podría continuar con una larga lista de series y programas-.

¿CULTURA EN LA TELEVISIÓN?
Muy discutible. No voy a decir que algunas cadenas no opten por colocar dentro de su parrilla documentales o programas que estimulen la cultura como espacios culturales, debates políticos o de temas de sociedad, espacios musicales, cine de calidad…. Permitiendo así que dentro de la competitividad televisiva se pueda tener acceso (bastante restringido) a la cultura mediante el medio de comunicación de masas más utilizado a nivel global.  Se podría decir que por lo menos bajo mi punto de vista la televisión debe emplearse como una fuente de entretenimiento que en algunas ocasiones puede llegar a aportarnos algo positivo, siempre y cuando su visionado sea desde un punto de vista objetivo y haciendo una buena selección de los programas y contenidos que visualizamos. Pero sinceramente no quiero engañar a nadie porque yo soy la primera que no ve la televisión de un modo objetivo, todos tenemos nuestra cadena favorita de acuerdo con nuestra ideología a la hora de ver las noticias, de acuerdo a nuestros intereses a la hora de ver programas y por supuesto odiando a todas las cadenas que no comparten nuestros intereses.
 

Tal vez haber llegado a este punto de televisión de único entretenimiento y audiencia en su mayor parte sea el problema, o tal vez sean otros, pero lo que está claro es el retroceso y la baja calidad de la televisión española en la actualidad. Para empezar decir esto desde el consumismo de esta parrilla televisiva de la que no solo veo los programas culturales, sino de la que en muchas ocasiones consumo series, programas y concursos de mejor o peor crítica y de mayor o menor calidad. Por eso, como consumidora y viendo el riesgo que podría correr la televisión, en la que cada vez más algunos contenido si se quieren se deben pagar, pediría para mejorar la calidad de la televisión un equilibrio perfecto entre el entretenimiento y la cultura que hiciese disfrutar tanto a los niños pequeños como a los mayores de la casa. Otro punto que creo de vital importancia es la emisión de contenido adecuados para los niños y el respeto del horario infantil, que aunque parezca una tontería, se está perdiendo y en cierto modo ayuda a los niños a preservar esa inocencia que les caracteriza como lo que son, niños. Que sean estos niños de ahora los que mediante una televisión de calidad y variedad defiendan en unos años lo que yo ahora mismo como consumidora estoy criticando.

Natalia Fernández Oliva

3 comentarios:

  1. Esta entrada me parece realmente un buen tema de reflexión y estoy de acuerdo con que las cadenas televisivas deberían preocuparse más por su contenido y buscar unos temas más culturales e interesantes sin buscar solo el "morbo" y el simple entretenimiento, con lo que lo único que consiguen es bajar en gran medida su calidad. Lo que opino es que está directamente relacionado con el aumento de descargas de películas y demás contenido cultural, al no disponer del mismo de forma pública y gratuita.
    También creo que tienes razón sobre el último tema del que hablas, una televisión adecuada al público infantil, por lo que pienso que las cadenas deberían ser más cuidadosas a la hora de elegir dicho contenido y se debería respetar la programación dependiendo de los horarios en los que se encuentren, porque como bien has mencionado se debe preservar la inocencia de los niños.
    Alba Domínguez Domínguez

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  2. A mi también me parece un buen tema .actualmente, las cadenas compiten entre sí por la audiencia y en la mayoría de los casos,no persiguen tanto la calidad sino lo que el público quiere,y por lo general, no es algo cultural, sino entretenimiento,que a veces llega a niveles muy bajos y en horarios poco adecuados.

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  3. Verdaderamente las dos preguntas que planteas son las que nos tenemos que plantear para ver cómo es la televisión de hoy en día.
    ¿Calidad o audiencia? Está claro que audiencia. Una cadena de televisión no invierte para que tengamos programas de calidad sino para que haya mucha audiencia, que es lo que les da dinero. De hecho, los mejores programas de televisión se emiten de madrugada, cuando hay poca audiencia, por lo que estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión acerca de Gran Hermano y otros programas que son los más vistos y su calidad es muy dudosa.
    Por otro lado, ¿cultura en la televisión? Mi respuesta es que hay que buscarla. Vemos cinco canales contados de los cientos que tiene el TDT, entre los cuales hay muchos dedicados a temas culturales.
    Natalia Rivas Recio

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